Cómo REGAÑAR A UN GATO correctamente
¿Cómo regañar a mi gato? Los gatos no tienen un conocimiento innato de lo correcto y lo incorrecto. Por lo tanto, es tentador castigar a veces a tu gato, pero es importante saber cómo hacerlo de forma adecuada. Castigarlo de manera inapropiada no solo no ayuda, sino que también empeora tu relación con él.
Antes de considerar el castigo, es necesario recompensar los buenos comportamientos. Es esencial premiar el uso de la caja de arena, rascar el rascador en lugar de los muebles o jugar con sus propios juguetes. Esto se puede hacer con caricias, mimos o golosinas.
Cualquier tipo de refuerzo positivo que notes que le gusta será útil. Recuerda que una buena recompensa en el momento adecuado es más efectiva que reprenderlo cuando se comporta mal.
Es importante también asegurarte de que las necesidades de tu gato sean atendidas. Rascar es un acto instintivo, por lo que necesitará un rascador. Si no tiene uno disponible, buscará cualquier objeto que cumpla esa función.
Cuando sea necesario reprender a tu gato, es fundamental hacerlo en el momento exacto en que se está comportando mal. Los gatos viven en el presente y no entenderán que están siendo reprendidos por algo que hicieron en el pasado, incluso si les muestras el daño. Por eso, debes reprenderlo en el momento exacto en que se está comportando mal, sin importar si lo hizo la noche anterior, dos horas antes o cinco minutos atrás, ya que el gato ya estará pensando en otra cosa.
Diferencia entre los castigos activos y los pasivos
Los castigos activos deben aplicarse en el momento en que el gato está haciendo algo mal, mientras que los pasivos pueden ayudar cuando no estás presente.
Los castigos activos son aquellos que impones en el momento en que atrapas a tu gato haciendo algo mal. Es posible aplicar castigos si lo pillas «in fraganti». Cuando veas a tu gato haciendo algo que no debe, llama su atención. Esta forma de reprender no implica gritar o hacer que el gato tenga miedo. Debes ser firme y transmitirle que no estás de acuerdo con su comportamiento. Ten paciencia y sé repetitivo para que esto funcione. Si te muerde, por ejemplo, puedes decir «no» seriamente y marcharte. Quiere estar contigo, por lo que si te alejas cuando te muerde, entenderá que ese comportamiento lo aleja de ti. Si combinas esto con el refuerzo positivo, puedes hacer que entienda poco a poco lo que puede y no puede hacer.