El cuidado veterinario preventivo es fundamental para la salud de los gatos, incluso cuando aparentan estar sanos. Muchos problemas felinos se desarrollan de forma silenciosa, por lo que las revisiones periódicas permiten detectarlos a tiempo y mejorar el pronóstico.
Gatitos (0 a 12 meses)
Durante su primer año de vida, los gatos necesitan controles frecuentes. En esta etapa se establecen las bases de su salud futura.
Frecuencia recomendada: cada 1 o 2 meses.
Incluye vacunación, desparasitación, control de crecimiento y orientación sobre alimentación y comportamiento.
Gatos adultos (1 a 7 años)
En la etapa adulta, si el gato está sano, las visitas pueden espaciarse.
Frecuencia recomendada: una vez al año.
Estas revisiones permiten evaluar peso, dientes, piel, corazón y realizar análisis preventivos si el veterinario lo considera necesario.
Gatos senior (a partir de los 7 años)
Con la edad aumentan los riesgos de enfermedades renales, articulares y metabólicas.
Frecuencia recomendada: cada 6 meses.
Los controles más frecuentes ayudan a detectar cambios tempranos y adaptar cuidados específicos.
Señales de alerta
Independientemente de la edad, consulta al veterinario si observas:
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Cambios en el apetito o en la sed
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Pérdida de peso
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Letargo o cambios de comportamiento
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Vómitos o diarrea persistentes

